viernes, 29 de abril de 2011

Días primaverales.

           

Las estaciones del tiempo dejan huellas
van y vienen en forma rotativa,
todos conocemos la estación mas bella
que sella para siempre nuestras vidas.

Es como la aureola que corona
la lozanía, la hermosura y candidez,
y llega con su magia despertando
los jardines que deja la niñez.

El hada buena que adorna las laderas
que embellece los campos y los valles,
llenando de flores las enredaderas
esparciendo sus aromas por los aires.

Es la estación que cautiva el amor
y a esos pequeños seres industriales,
que recogen el néctar de la flor
para procesar la miel en los panales.

Fuertes vientos y torrenciales lluvias
causan las erosiones de la tierra,
son las heridas que sólo las alivian
la llegada de una nueva primavera.

También el tiempo lesiona la belleza
del ser humano barro de esa tierra,
a quien cada estación deja una grieta
que no podrá cerrar aunque quisiera.    

Somos hojas maduras sujetas a las ramas
cubriendo con su sombra a nuevos nidos,                   
y los protege frente al rigor del tiempo                
que siempre pasa veloz y fugitivo.

La juventud del ser es una primavera
que conjuga la belleza y sus alcances,
acarician y se van para nunca jamás
días hermosos que fueron tan fugaces.


...cediéndole su espacio a la tercera edad.

Lucila Lárez Fariñas
de Gutiérrez

viernes, 22 de abril de 2011

Camino sin retorno.

                   
                 


Perdónanos señor te lo pedimos
alivio para el alma es el perdón,
nuestro mundo está lleno de enemigos
que nos inclinan hacia la tentación. 
                     
Siendo de barro con aliento de vida
y en ese afán de búsqueda constante,
navegamos en un barco a la deriva,       
cerca del  puerto que espera cada instante.
                   
Ese puerto sin luz, casi en penumbra
y al final del camino sin retorno,
allí esperando la nave está la tumba
en medio del silencio y el reposo.

Misterio y soledad, la desfigura es muerte
y en la tranquilidad  del  campo santo,
le rendimos honor al que no siente
con mensajes de amor envuelto en llanto.

Ya no importa el mundo  convulsivo
la  ciencia, recursos materiales, poco valen,
la voluntad ya perdió todo sentido
todo ha caído al vacío inexorable.

Despedida y dolor quedó flotando arriba
un murmullo atado al mudo abrazo,
la muerte agazapada atrapó la vida
para entregar el cuerpo a los gusanos.

Lucila  Lárez  Fariñas
de  Gutiérrez  

viernes, 15 de abril de 2011

Homenaje póstumo a Oscar Martínez

        
                                                
Natural de calabozo
admirador de los llanos,
por sentimientos ya rotos                       
era barquisimetano.
        
Con sombrero pelo'e guama
y con su gallarda figura,
tocando el cuatro y maracas
era rey de las llanuras.

La nota de los pasajes
las coplas y el joropo,
le hacían lanzar suspiros
cuando cabalgaba un potro.
         
Con sus polainas y espuelas
en su caballo lozano,
desafiaba al más pintado
que se cruzara en el llano.

La sabana y los rebaños 
y el olor de los mastrantos,
dando rienda a su caballo    
sus versos se hacían cantos.
               
La firmeza en su palabra 
y el recio temple llanero,
hicieron honor al nombre  
de Venezuela y su suelo.

Fue un pujante e impulsor 
del folklor de nuestro pueblo,
declamador que lloraba
con la emoción de sus versos.

El liquiliqui abrochado
a la altura de su cuello,
destacaba la prestancia
de su espíritu coplero.

Admirador de lo bello, 
de lo grande y lo sencillo,
lo demostraba en sus gestos
y en su sonrisa de amigo.

La expresión al declamar 
era de hondos sentimientos,
que los echaba a volar 
con sus suspiros al viento.
                              
Volando por las llanuras  
con su amor venezolano,
sentía que a Venezuela  
la llevaba de su mano.

Traspasando sus fronteras 
engalanó su figura
proyectando hacia otros pueblos
el valor de su cultura.

Y así volando se fue 
en el tren de no volver,
dejando fresco el recuerdo
en sus amigos de ayer.

Sus sueños e inquietudes 
por vivir cosas hermosas,
fueron víctimas de llamas 
por colisión estruendosa.
                           
Son lágrimas el rocío
De sus montes y sus llanos,
que lloran al ver el río
donde se lavó sus manos.

Hoy las gaviotas lo extrañan
igual las olas del mar,
que contemplaba con ansias
de vivir y de soñar.

El éxtasis de sus sueños
al  horizonte  lejano,
se fue en estelas de humo
como un suspiro en el llano.

Lejos allá en el caney,  
los peones ya no brindan,
se murió el araguaney 
y ya no está rosa linda.
       
Allá, en la pantalla chica 
todo seguirá su ritmo,
como un recuerdo sincero
quedará entre sus amigos.
    
Broche de fuego cerró
el bello álbum de su vida,
lo extinguió con sus amores
y enmudeció su lira.
                                            
Lucila Lárez Fariñas 
                de Gutiérrez

viernes, 8 de abril de 2011

Divorciada (de otros tiempos...)

                            
Llegó la primavera trayéndote ilusiones
te sentías henchida de dicha y de placer,
llega el invierno y nacen los retoños
llega el otoño y estás sola mujer.

Fuiste como la flor que el jardinero
cortó con arrogancia  una mañana,
con el solo deseo de obtenerla,
absorber su perfume y deshojarla.

Luego ves que te brinda indiferencia,
ya no inspiras en él lo que inspirabas,
hoy tan sólo te queda la experiencia
que no es lo mismo amar que ser amada.

Ya ves mujer cómo saboreaste 
todas las estaciones de esos tiempos, 
que te ofrecieron tristezas y alegrías
y te dejan de recuerdo un pensamiento.

Aquel de cuando te creíste tan querida 
por un ser que juró estar siempre a tu lado,
que prometió tener toda tu vida
entre cariños, promesas y halagos.
 
Aunque trates de ocultar ante el mundo,
lo que padeces en todo tu interior,
todos sabemos que llevas muy profundo,
el recuerdo latente de ese error.

Entristecer no quieres en tu esfera,
esa clase social que te rodea,
altiva te levantas cual si fuera
el regreso de aquella primavera.

Pero no…
Nadie ha podido regresar al pasado,
nunca una flor tiene dos primavera,
siendo el tiempo nuestro mejor aliado
también nos hace vivir ciertas quimeras.
                                                      
La adolescencia es esa primavera
que para siempre se quedó grabada,
y al recordarla la  mente nos refresca 
y nos da soplos de vida conservada.

Con el sol del verano, la brisa del otoño,
el invierno envuelto en sus nevadas,
y así, seguimos por todos los caminos
donde veremos jardineros caídos
al lado de flores deshojadas.
                
Lucila Lárez Fariñas 
de  Gutiérrez

viernes, 1 de abril de 2011

Inmenso amor.

                        

Nunca tus manos he visto
pero sé que me han tocado
sé que siempre me has querido
y  por eso te he buscado.

Nunca tus ojos he visto
pero sé que me has mirado,
sé que tú secas mi llanto
cuando ves que estoy llorando.
           
Por lo mucho que he sufrido
por lo mucho que he llorado,
mil veces perdón te pido
porque la fe me ha fallado.

Nunca me has dejado sola
en mis caminos andados,
sé que siempre estás conmigo
sin ver que estás a mi lado.

Nunca he escuchado tu voz
pero sé que me has hablado,
amor inmenso es tu amor
que nunca podré olvidarlo.              
     
Sobre tus huellas camino
para no extraviar mis pasos,
con tu túnica me abrigo
para rechazar lo malo.
 
Lucila Lárez Fariñas
de  Gutiérrez
Puerto  la  Cruz,   año-2003

Luego de dos años...

No es fácil abrir la puerta de la antesala de una obra literaria cuando se trata de una primera edición. Sin embargo, la misma pasión y...