viernes, 26 de agosto de 2011

Hablando con el ausente

                     

Agobia el silencio que calla tu nombre
en la quietud que entraña la resignación,
un susurro llega que la noche esconde
y es la plegaria triste de una oración. 

Parece que el viento se hace tan frío
como el blanco mármol que es tu compañía,
las estrellas tristes ya no tienen brillo
y es que están llorando con melancolía. 

El alba despierta, las plantas suspiran,
los pájaros vuelan y entonan sus cantos,
pero hay damiselas que nunca te olvidan
y muy celosamente ocultan su llanto.      

En el jardín sombrío de tu triste hogar
las hojas que tiemblan contemplan la flor,
las sombras que cubren aquel pedestal
ya no las quebranta ni la luz del  sol. 

Pasarán los días, los meses, los años,
se hablará de ti, de todas tus cosas,
pero poco a poco, se secará el llanto
de los que a tu tumba te llevaran rosas. 

Los muchos amores que por ti soñaron
sus penas se irán en alas del tiempo,
con nuevos cariños llenarán tu espacio
y todo será, tan sólo un recuerdo.

Pero aquí dejaste tu imagen, tu vida
en un corazón que sufre en silencio, 
que sigue latiendo sin sanar la herida 
y mientras el  viva, tú sigues viviendo. 

Es el corazón insustituible de esa mujer
que te dijo adiós ahogándose en llanto,
que jamás te olvida, y alienta su ser
llevándote flores hasta el campo santo. 

No diré su nombre sólo digo madre
esa la matriz que a todos encierra,
que alimenta vidas con carne, con sangre
para que después nos trague la tierra.                         

Lucila Lárez Fariñas
de  Gutiérrez

Puerto la Cruz, año 1979.-

viernes, 19 de agosto de 2011

La pluma al papel, plática.

               

Al rozar la textura de tu piel,
descubro los secretos que el mundo te confía,
tu confidencia es honor que me inspira
para llegar a las profundidades de la sabiduría.

Tu sencillez encierra la belleza
que no se ha marchitado con los siglos,
desde la antigüedad estás viviendo
aunque primero conocí el papiro. 

Nuestra existencia fue invento del hombre
con potestad universal que no han cambiado,
vino a ejercer poder aquí en la tierra  
y a predominar sobre lo ya creado.     

Las denominaciones que me han dado 
desde la antigüedad hasta estos tiempos, 
han sido derivados del primero
pero con todos cumplo los intentos.       

En épocas remotas las aves aportaron
sus elegantes plumas para hacer los plumeros
que con prestancia los sabios ostentaron
alimentándome con el tintero. 

Gracias a las aves sigo siendo pluma,
sin tener que arrancarla de sus cuerpos,
la tecnología me dio nueva estructura
y ha inventado sistemas para abreviar el tiempo.

Con el avance tan sofisticado
no tenemos sustituto para llegar a acuerdos,
ninguna transacción y ningún compromiso
serán posible si tú no estás en medio.     

…ni tendrá validez si yo no firmo.            

 Lucila Lárez Fariñas
de  Gutiérrez

viernes, 12 de agosto de 2011

Llanto del cielo (Canción)

                   
Yo tenía un arco iris y se fue
me servía de horizonte y lo perdí,
me cayó llanto del cielo y me mojé
y el camino solitario yo seguí.            

Sus colores grabados me quedaron
como el destello de los ojos que mire,
al despertar de mi sueño adolescente
que en mi vida jamás he vuelto a ver.

Y seguiré mi camino solitario
bajo la lluvia y sin el arco iris,
y seguiré preguntándole al mundo
porqué te fuiste, quiero saber si vives…        bis…
 
Lucila Lárez Fariñas
de  Gutiérrez   

viernes, 5 de agosto de 2011

Para una nueva madre y una nueva mujer

    
                     Mágicamente tu cuerpo estructurado
para ser receptor de células foráneas,
como el polen de una flor diseminado
fecundando el amor en tus entrañas.

La faz del universo se conjuga
con la fe, la esperanza y la ilusión,
en el hada que protege la figura
que en su vientre se encuentra en gestación. 

En el surco del terrón abonado
el nuevo tallo rompe el cotiledón,
sale a la luz el fruto deseado
bajo el influjo de la procreación. 

La fuente del amor desparramada
salpicando con gotas de cristal,
la emoción maternal manifestada
en su pecho dispuesto a amamantar

Es la prolongación de su existencia
es un rayo de luz en otra dimensión,
un destello que alumbra su inocencia
fuerza que vence el miedo y el dolor. 

No hay barreras que romper no pueda
la fuerza del amor maternal,
inquebrantable en la paz y en la guerra
no hay sentimiento que lo pueda igualar. 

Aunque el odio y el rencor ajenos
y la intriga lo quiera salpicar,
la inspiración de ese amor eterno
lo inmuniza desde el plano espiritual.  

Es bienaventurada la mujer
que acariciando el amor que “Dios” bendijo,
su cansancio lo transforma en placer
con la mágica sonrisa de su hijo. 

 Lucila Lárez Fariñas
 de Gutiérrez

Luego de dos años...

No es fácil abrir la puerta de la antesala de una obra literaria cuando se trata de una primera edición. Sin embargo, la misma pasión y...